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Depresión infantil: cómo intervenir

Estefanía Mónaco Gerónimo

¿Qué hacer ante un niño o un adolescente con depresión?

 

Lo primero a tener en cuenta es que las causas de esta situación pueden ser múltiples, y por tanto, el abordaje referente al tratamiento también ha de ser múltiple, abarcando las principales áreas en las que el niño se desarrolla (principalmente la familia y la escuela).

 

Es de vital importancia en estos casos que un profesional lleve a cabo la orientación familiar, ya que los padres han de funcionar como coterapeutas, siendo aliados del tratamiento psicológico y manteniéndolo en el hogar.

 

 

Consejos para los padres

 

Ya sea de forma preventiva o paliativa, es interesante para los padres que conozcan estos comportamientos adecuados para llevar a cabo en familia, que pueden ayudar a reducir la depresión infantil:

 

1. Fomentar hábitos saludables: hacer ejercicio, salir a jugar al aire libre, preparar comidas saludables, dormir el tiempo necesario, limitar las horas de televisión o de ordenador… Identifica lo que tu hijo ya hace para sentirse mejor o relajarse (escuchar música, arte, determinado deporte, algún juego o afición…) y foméntalo.

 

2. Dar cabida a la expresión emocional: tener momentos a solas con tus hijos, elogiar su comportamiento positivo, reconocer sus fortalezas, permitir que exprese sus sentimientos y aceptarlos sin juzgar…

 

3. Explorar cambios recientes en la vida del niño: a edades tempranas, cambios importantes como una mudanza, una emigración, la muerte de algún familiar o conocido, cambio de colegio… pueden provocar que el niño caiga en un estado de ánimo depresivo. Las reacciones de los niños ante este tipo de cambios varían notablemente en función de su edad, su temperamento, su apoyo familiar, su capacidad de afrontamiento… es útil buscar asesoramiento si el niño no parece superar estos cambios de forma adecuada después de un tiempo prolongado.

 

4. Reducir el estrés en casa: en ocasiones, el propio hogar es una de las fuentes de mayor estrés y ansiedad para el pequeño. Es importante que el niño disponga de un ambiente seguro, donde pueda refugiarse y sentirse cómodo y tranquilo. Cuando las familias están pasando por malos momentos (desaveniencias económicas, problemas de pareja, problemas con los hermanos…) los pequeños se vuelven más vulnerables de sufrir trastornos de tipo depresivo. En este caso, es recomendable buscar apoyo adicional para los niños, si en el hogar no se le puede brindar.

 

5. Ayudar al pequeño a enfrentar sus problemas: en lugar de enfadarse con él por su falta de energía y su constante cansancio, es mejor sentarse con el niño a explorar qué es lo que va mal en su día a día. Es importante no menospreciar los problemas del niño ni compararlos con “problemas de mayores”. Tampoco es útil darle al pequeño la solución, ni decirle qué es lo que tiene que hacer. Más bien, se trata de facilitar el hecho de que el niño encuentre sus propias soluciones, y motivarle a que las lleve a cabo para posteriormente evaluar el resultado. Así, estaremos enseñando a nuestros hijos estrategias útiles de solución de problemas y habilidades para afrontar las situaciones adversas.

 

Hay que tener en cuenta que, en ningún caso, este tipo de consejos pueden sustituir el tratamiento profesional de la depresión infantil, con programas especializados para tal finalidad. La depresión infantojuvenil tiene un buen pronóstico si se lleva a cabo un tratamiento adecuado y precoz.

 

Autora: Estefanía Mónaco Gerónimo

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